Juan Sebastian Bach: el clave bien temperado / Luis Perrachio

Se conoce como Clave bien temperado los dos libros de preludios y fugas compuestos por Johann Sebastian Bach en todos los tonos y semitonos, mayores y menores, de la gama cromática. El primero de los libros fue completado 1722, en tanto que no hay una datación exacta para el segundo (1742 es la aceptada de forma mayoritaria, si bien otras fuentes hablan de 1740 o de 1744). Cada libro consta de veinticuatro grupos constituidos por un preludio y una fuga en el mismo tono, empezando en Do mayor y acabando en Si menor. Aunque en la actualidad estas piezas se interpretan casi de forma exclusiva al clave o al piano, según se trate de una lectura historicista o de una lectura moderna, Bach ofrecía la posibilidad de que se tocaran con cualquiera de los instrumentos de teclado habituales de su época: clave, clavicordio u órgano. Como sucede con los Clavier-Übung, el Clave bien temperado es una obra que sirve de ejercicio práctico y lo más seguro es que Bach jamás contempló la opción de se ejecutara ante una audiencia, ya fuera grande o pequeña. Pese al propósito nada grandilocuente con que fueron concebidas estas piezas, lo cierto es que algunas de ellas figuran en las páginas más célebres de la música universal y hoy en día son infinidad los intérpretes que se sienten irresistiblemente atraídos por ellas y que las tocan en directo o las graban. De ahí, la formidable cantidad de versiones fonográficas que se hallan a disposición del melómano. Céline Frisch es una excelente clavecinista que paradójicamente es más conocida por su labor como continuista de la formación camerística Café Zimmermann que como solista, por mucho que sus dos primeros trabajos discográficos lo realizara en esta última faceta, dedicados ambos a Bach. El primero, en Harmonia Mundi (dentro del apartado que este sello dedicaba a intérpretes noveles), con varias suites y una tocata; el segundo, ya en Alpha (el sello para el que graba desde 2001), con una formidable lectura de las Variaciones Goldberg que figura en mi particular Olimpo de esta obra. Pero han tenido que pasar tres lustros para que Frisch vuelva, como solista, a Bach, con este volumen que contiene el Primer libro del Clave bien temperado, el cual, se supone, tendrá continuidad con una segunda entrega que complete la colección. Plasma aquí Frisch todas las virtudes que la han consagrado entre los mejores clavecinistas de las últimas generaciones: pulsación firme, fraseo transparente y equilibrado, esmero estilístico, meticulosidad en el detalle… A la espera del segundo volumen, está claro que podemos estar ante una de las versiones referenciales del Clave bien temperado, acaso equiparable a la recientes grabadas por Kenneth Weiss (Satirino) o John Butt (Hyperion) o al Primer libro que registrara hace ya más de diez años Pierre Hantaï en Mirare (del Segundo libro nunca más se supo).